Nos hemos venido un mes a Mwanzugi: Emma, Elena y Miguel, tres estudiantes de
Medicina con muchas ganas de ayudar y de aprender.
Como ya sabéis, Mwanzugi es una aldea pequeñita y alejada, pero con muchos
habitantes (viven hasta 10 personas en cada cabaña), que está a 10 km del Hospital más
cercano, en la pequeña ciudad de Igunga.
El Dispensario de Mwanzugi, con el que colabora el FECS, es absolutamente
fundamental para estas personas, que como no tienen un medio de transporte, es el único
sitio donde obtener atención sanitaria.
Aquí nos han alojado en una habitación libre. Todo el mundo es muy acogedor con
nosotros, muy cálido y agradable, allá donde vayamos escuchamos “karibuni sana”
(Bienvenidos).
También estamos colaborando con el colegio, que está a apenas 200 metros.
Empezaron este proyecto en Febrero y ya hay dos clases de 25 niños de entre 5 y 7 años muy
ilusionados y con muchas ganas de aprender inglés. Toda la gente de Tanzania sabe que el
inglés es la mejor salida que tienen de la pobreza. En un país donde casi el 60% vive bajo el
umbral de la pobreza (menos de 1$/día), salir de ella es solo un sueño inalcanzable para
muchos.
El principal obstáculo a la hora de colaborar y ayudar es el idioma: es necesario
aprender swahili, porque aunque no todo el mundo lo habla aquí (algunos hablan solo sus
idiomas tribales) es la única forma de comunicación. Así que nos hemos puesto manos a la
obra y estamos estudiando y haciendo preguntas a cada momento, para poder ser cada día
más útiles.
Los primeros días pudimos ser de poca ayuda, pero estamos empezando a sentir que
cuentan con nosotros y que tenemos más y más responsabilidades en el dispensario. Ya
chapurreamos el swahili y hemos aprendido cómo funcionan las cosas. Hemos ayudado
poniendo vacunas en los agotadores días de clínica para niños, en el laboratorio con las
pruebas rápidas de VIH y malaria (las pruebas más típicas aquí y prácticamente las únicas que
se hacen), en la farmacia , en la enfermería y en la sala de partos.
Cada vez son más las mujeres que vienen a dar a luz al dispensario. El numero anual
estimado de nacimientos en Tanzania está estimado en 1.600.000, de los cuales apenas el 8% se registra.
En febrero se inauguró la parte nueva del dispensario: el ala de maternidad, con diez camas y
una sala de partos. Hay alrededor de 3 partos al día aprox. y las madres se quedan a pasar una
noche. H emos podido disfrutar de la maravillosa experiencia que es ver nacer a un niño, y
además poder ayudar a las enfermeras a que salga todo bien.
En el Colegio de las hermanas de San José de Cluny también hemos participado en las
actividades: a los niños les encanta jugar con nosotros, los “mzungu” (europeos o blancos),
como nos llaman aquí hasta que se aprenden nuestros nombres. Los alumnos dan todo el
temario en inglés menos en la clase de swahili, y poco a poco van entendiendo y hablando. Son
niños muy agradecidos, que disfrutan aprendiendo y yendo al colegio. La labor que hacen en el
colegio es muy útil para ellos, aprender inglés les abrirá muchas puertas en el futuro y solo así
prosperará el país.
El dispensario tiene buenos cimientos, pero todavía le queda mucho camino. Es importante
arreglar el problema del agua potable ya que la mayor parte de la población saca el agua del
embalse Mwanzugi, un lago artificial donde proliferan todo tipo de bacterias y parásitos. Para
ayudar a esta gente la FECS financia cursos de matronas. Es muy triste ver que la mayoría de
las madres ha perdido a al menos uno o dos niños(112 de cada 1000 niños mueren antes de
cumplir 5 años).
Otro de los principales problemas que hemos visto es el VIH, temido por todos en esta región.
El dispensario hace las veces de consultorio y tiene a varias personas que visitan a los
pacientes en sus casas con el fin de g
arantizar que siguen con el tratamiento.
Bueno, ya mandaremos más noticias, nos vamos a un parto.